martes, 29 de octubre de 2013

La ignorancia de las mariposas. - Cap.6

     Cuando desperté tenía el círculo de la película marcado en el vientre y mi piel se caía como si fuese una serpiente mudando la piel. Pero ese círculo... Esa silueta roja y profunda en mi vientre ya la había visto antes. Ese círculo estaba marcado en un solar prácticamente olvidado. Cogí de nuevo la película de nuevo conmigo, como si ya fuese un accesorio más de mi vestuario. Pasaría por el solar antes de ir a trabajar. Cuando llegué, lo pensé dos o tres veces, quizás cuatro. ¿Me había equivocado de lugar? No veía esa grava marrón por ningún lado ni el rastro de ningún tipo de pasado. Había construidos unos cimientos de algún edificio nuevo. De algún proyecto ambicioso que seguramente tuviese por dueño alguien con la mente muy lúcida. Había un par de obreros trabajando con las espaldas sudorosas que probablemente cobrarían un sueldo prácticamente mínimo por derramar todo aquel sudor. El cemento no estaba seco y había un montón de hierros colocados de manera muy adecuada, tanto que podía imaginarme el edificio crecer y crecer. No quería dejar precisamente la marca de mis pies en aquel cemento y me colgué de los hierros cual mono en la jungla. Uno de los obreros me vio y se quedó mirándome mientras seguramente en su cabeza se formulaba un montón de preguntas. Cuando llegué donde quería llegar me paré y miré aquel sitio. Estaba justo ahí. El círculo estaba ahí, debajo de todo ese cemento. El obrero se acercó a mí y me pregunto qué hacía. Me quedé mirando como pequeñas gotas caían desde su pelo por toda la cara. Me levanté parcialmente el suéter y le enseñé la marca circular. "¿Podría hacer un círculo en el cemento tan profundo y grande como este en el cemento? Es importante para mí". Me miró. Miró mi pelo morado, se dio cuenta de que me había puesto el suéter al revés sin ni siquiera yo saberlo. Puso cara de que no le quedaba otro remedio ya que mis ojos le miraban de forma tan amenazante que le quemaban. Me prestó un destornillador y me dijo que lo dibujase. Saqué la película y sin que esta tocase el cemento grabé su silueta. Era caótico, los hierros no encajaban porque allí, allí había ahora un círculo que rompía todas las líneas rectas. Salí de allí como había entrado y dije gracias desde la lejanía   

     Llegué bastante tarde a la tienda y me disculpé. El chico me lo perdonó. "Bueno, tu que puedes ver tu alrededor, ¿qué crees que podríamos hacer con este sitio para sacarlo adelante?". Miré aquel espacio y ya no quedaba rastro ninguno de los pensamientos. Pensé que cómo sabía dónde estaban colocados cada uno de ellos ya que no los podía ver. Y pensé en voz alta y se lo pregunté. Su respuesta me golpeó fuerte en alguna parte de mi cabeza. Dijo que por el olor que desprendían sabía donde estaban, que ellos le ayudaban a guiarse por la tienda gracias a su perfume. Entonces miré las estanterías y cada hueco que había dejado libre una maceta estaba colocado en una columna de un tipo específico de películas, y más abajo había más huecos que le indicaban el orden alfabético. Le había dejado más que ciego. Había dejado un pez encima de un trozo de asfalto. 

    Algo empezó a estrujarse en mi barriga y a darme golpes en la cabeza. Culpabilidad. Le dije que fuésemos a la trastienda un momento y saqué el viejo proyector y puse la película. Me senté en el sofá temblando como si un terremoto me sacudiese. Tampoco estaba la maceta al lado de la tele. Y justo cuando me di cuenta de eso la película empezó a proyectarse en la pared y arranqué a llorar. No lloré en silenció y bajito. No era un poquito de pena. Lloraba. Fuerte y escandalosamente. El chico me agarró del brazo y lo apartó al segundo. Notó el tacto de la piel rota y las cicatrices. No le miré pero imaginé que puso cara de asco. Yo no dejaba de ver la proyección de aquella mariposa. Me deshidrataba mientras me veía reflejada en una película completamente antónima a mí.

     Le pedí perdón al chico mil veces y le dije que lo sentía, que no podía trabajar allí. Cogí la película y me marché corriendo. Y cuando giraba la manzana lo oí en la lejanía. "¿Perdón porqué?". Porque él nunca había visto una mariposa. 


5 comentarios:

  1. Holaaa Irene! Esperant el 7!;-)

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  2. AAAAA.......y porque ? volverá otra vez ya lo veras.

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  3. soc La Carmen.....la de antes jjjjjjj

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  4. Te superas en cada capítulo.....Me tiene super intrigada..... Otro pronto???? Besetss

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